El cordobés de 30 años es el más pequeño de cinco hermanos, “el no tenido en cuenta” bromeó al respecto; tiene 10 sobrinos y es padrino de dos de ellos.
Ignacio Fernández, llamado por todos ‘Nacho’, contó que creció en una cacha de básquet, “mi hermano jugaba en nuestro club de barrio, el Matienzo, mi papá estaba vinculado al club, así que con 15 días de nacido ya me llevaban a la cancha”.
Pero no fue hasta que tuvo 20 años que se dio cuenta de que quería dedicarse al deporte, “mi familia quería que estudie, traté de hacer las dos cosas a la vez hasta que me di cuenta de que podía dar el gran salto y dedicarme a jugar profesionalmente”.
Antes de jugar en Echagüe, Nacho fue parte de Central Entrerriano de Gualeguaychú, equipo con el que salió campeón del Torneo Federal, “era algo que estaba buscando hace mucho tiempo porque siempre había tenido buenas temporadas a nivel personal, pero necesitaba y quería ganar algo con un equipo”.
De esa experiencia recuerda muy bien el quinto partido con Lanús, “era el partido por el ascenso, era todo o nada, fue tremendo con la cancha explotada, se dio el partido ideal, creo que es un juego que me marcó”. Anteriormente, salió campeón del Argentino con la selección de Córdoba.
El base decidió seguir su camino a pensar del ascenso, “no estaba cerrado a buscar otra alternativa, más allá de que la había pasado muy bien ahí, estaba abierto a otros horizontes, tenía ganas de seguir aprendiendo en distintos lugares; y cuando vino Echagüe a buscarme, que es un club con mucha historia, que estaba conformando un buen equipo, además Paraná es una linda ciudad, me cerró por varios lados y tome la decisión”.
En sus años de juego el cordobés afirma haber cambiado, “aprendí muchísimo, antes era mucho más loquito que ahora -bromeó-, con el paso del tiempo, la experiencia y tener distintos compañeros que te ayudan y te guían, bajas un cambio, empezas a entender todo de otra forma; cuando era chico era un base que tenía muchos puntos, pero mis compañeros no estaban tan conformes, y de grande entendí que si todos juegan y todos están contentos es más fácil que nos llevemos bien y más fácil ganar, así que en ese sentido cambió mi juego, empecé a defender más, a pasarla más y que estén todos más cómodos”.
Por último, dejó un mensaje para todos los deportistas del club, “lo más importante es divertirse, así se disfruta más, porque el básquet aparte de un deporte es un juego, entonces se pierde la esencia si no te divertís; por ahí hay momentos malos, que parece que no progresas, ahí la clave es la paciencia, saber esperar y esperar el momento justo, mientras vos sigas estrenando te va a llegar, tenes que confiar en vos mismo”.