El rosarino de 33 años vuelve a vestir la casaca de Echagüe. A partir de su última experiencia en el club durante la temporada 2015/16 dijo que “cuando se dio la oportunidad de volver no lo dude mucho”.
Como la mayoría, Agustín Carnovale empezó jugando al fútbol, pero luego de probar jugar al básquet no pudo dejarlo más, “me regalaron una pelota de básquet cuando empecé y si le preguntas a mi vieja hoy te dice que era insoportable, todo el día picando la pelota”. Su familia se compone de su mamá, su papá y dos hermanos, uno más grande y uno más chico; actualmente en Paraná vive con Paula, su esposa, y Uma, su hija de 8 años.
Su primera experiencia en Liga fue en Sionista, donde lo reclutaron, “llegué a la categoría con mucho esfuerzo, llevó tiempo, trabajo, me acuerdo que volvía de la escuela y tenía ganas de acostarme a dormir siesta, pero me iba al club a entrenar, a hacer cosas solo muchas veces, eso me ayudó a dar el salto a un club profesional, y una vez ahí lo mismo, seguir entrenando y esforzandome, y creo que todo eso tuvo sus frutos”.
Durante las temporadas que estuvo jugando en otro club, Carnovale considera haber ganado experiencia “el poder leer más las situaciones, poder hablar con los jugadores, hablar con el entrenador; trato siempre de mantener mi nivel, me entreno, me preparo y ahora con el tema de la alimentación le doy mucha bolilla, a la recuperación también, esas cosas ayudan a uno a mantenerse bien”.
Respecto a su vuelta a Echagüe dijo que “es un club lindo, con historia, para un jugador es lindo trabajar en un club así, tengo muy buenos recuerdos de las temporadas en las que estuve, el cariño de la gente, la cancha llena, la hinchada yendo de visitante, son cosas que te dan ganas de competir, de estar, desde que me fui, siempre estuvieron las ganas de volver”.
“Una de las cosas que me tiró a venir fue el equipo que se estaba conformando” comentó respecto a sus compañeros, “hay un excelente grupo humano y a la hora de trabajar se hace muy bien, con el cuerpo técnico estamos muy contentos, el trato es muy bueno, y valoro el respeto que nos tiene a los jugadores mayores, así que lo veo muy bien al equipo y estoy muy contento de estar en este grupo”.
Una de las cosas que lo identificaba eran sus rastas, pero para esta temporada decidió cambiar el look, “las tuve 10 años y esta última temporada las sentía incómodas, habia que lavarlas y para jugar tenía que atarlas, aparte creo que estoy en una edad de maduración, cumplí 33 años y sentía que tenía que hacer algo”, de todas maneras admite que a veces las extraña, pero que se está acostumbrando a su nuevo pelo, “me siento más cómodo en la cancha” apeló.
El alero llegó a Paraná durante el receso y una de las primeras cosas que hizo fue llevar a su hija a jugar al voley a Echagüe, “jugaba al básquet, pero como la mamá juega al voley sabía que en algún momento se me iba a revelar”, dijo mientras se reía. También contó que tanto los empleados de la institución como la gente de Paraná lo recibieron muy bien, “enseguida pusieron a mi disposición el gimnasio y la pileta para que me fuera preparando para la pretemporada, son cosas que valoro muchisimo, porque enseguida me brindaron todo su cariño”.
A días de comenzar una nueva temporada, las expectativas son altas, “sabemos que la temporada es larga y pueden haber altibajos, lo ideal sería mantener una regularidad, pero por eso le pedimos a la gente que nos acompañe, porque sentir el cariño dentro y fuera de la cancha hace que uno esté más activo, con muchas más ganas, si bien somos profesionales y tenemos que dar el 100% siempre, ese cariño es un plus extra a la hora de jugar; está bueno que las personas se acerquen, así sean del club o no, pero si les gusta el básquet pueden venir y apoyarnos, nosotros vamos a dar todo como lo venimos haciendo en las prácticas y esperemos que salga todo bien para darle alegrías a la gente”, finalizó.